Primeras impresiones

El lunes pasado estaba yo desayunando en la panadería de siempre con la gente de siempre… pasé a ver a mis padres, fuí a Can Liqueret – donde vive Jipi, el Rasta y el niño mono junto con el otro – y me dí cuenta que había quedado en La Junquera en poco más de una hora, así que me tocó llegar en un tiempo poco recomendado por la DGT para ese tipo de trayectos.

Allí me encontré con Dudovich y el Pintor. Me enseñaron el edificio por el lado francés,  flipé con la pasta invertida y lo – en un principio – bien proyectado todo.

El lunes bajé a desayunar – me pagan desayuno y cena en el hotel, que no es un Hilton, pero no se come mal – y lo hice – el desayunar digo – delante de un tío con pinta de desgarbado, calva con pelambrera peinada hacia delante, un pelín de sobrepeso abdominal – admitiendo que yo tampoco soy un figurín – y una corbata ho-rri-ble…

Datos de la corbata: Fondo azul marino, con dos – o tres – globos aeroestáticos de franjas rojas y blancas, perritos y casitas – blancos y blancas respectivamente – diseminados por la superfície corbatil siguiendo un algoritmo muy antiestético. La típica corbata que nadie se compraría jamás, vamos.

Esta manía tonta que tengo de imaginarme la vida de la gente me hizo pensar que tenía pinta de comercial amargado que va pasando de hotel barato en hotel barato. Pobre tío – pensé yo –, parece supermajo.

Total, que me voy a la cafetería en la que he quedado con Dudovich y él mismo me presenta a la gente de la empresa. Cuando llegamos al mandamás – bautizado como Joña-que-Jroña porque no soy capaz de decir bien ni una sola vez su apellido – me quedo mirándolo porque es un señor que yo me imaginaba grande, gordo y calvo siendo en realidad un tío más joven de lo que me pensaba, bajito pero majete, fortachón y con unas pestañas que llegan a Tolouse.

Estaba maravillándome yo por las proporciones pestañiles de este hombre cuando veo a su vera a… ¡¡el tío de la corbata!!

• Dato gracioso 1: es mi jefe inmediato.
• Dato gracioso 2: se llama igual que el de los autos locos.
• Dato gracioso 3: el apellido aunque se pronuncia Tumasáng se escribe como el protagonista de la canción de La Pegatina.
• Dato gracioso 4: él es francés que no sabe castellano y yo soy castellano que no sabe francés. Lo intentamos en el idioma de Shakespeare pero con mi inglés de Cornellà vs su Inglés de Lyon llegó un momento que no sabía si me hablaba en inglés o en francés. Supongo que debe ser como el inglés-from-lost-to-the-river de Moru.

En resumidas cuentas – y siempre basándome en mi experiencia – parece un tío muy raro pero majete.

Por otro lado, hice muy buenas migas con TheBlogger – jefecillo también –. Un tío muy auténtico con una política de trabajo que creo que me mola. A ver qué tal.

Hay mucha gente a la que – siguiendo la costumbre que teníamos cuando curraba en la UPC – he apodado. Ya hablaremos de ellos. Seguro.

En dos días he recopilado anécdotas y pensamientos extraños como para rellenar de posts un mes, pero mañana madrugo, me voy a Sevilla y tengo sueño. Todo llegará.

Desde Figueres, os quiero.

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La frase: (by S. de BAUDPro) Mira, otra vez tengo algo en el ojo, parece que tenga el síndrome de Diógenes en los párpados.

Escuhando: El niño de la hipoteca que me lo recomendó Pumuki y – aunque no me gustan los cantautores – me gusta bastante.